En el Teatro Victoria se presentaron la Carmen en una versión muy andalúz. O sea con flamenco, caballo y- menos bien - con una orquesta de cornetas cuyo sonido era altísimo, estridente, penetrante, chillón - es decir una pedaza de horrible. Siempre cuando tocaban, tuviera que tapar mis orejas. A pesar de esto me gusté la obra. Aunque esta presentación no se puede comparar con la ópera de Bizet.
A proposito: fue un día con más lluvia que nunca, relámpagos y trueños. La avenida Tarragona estaba amarilla por las flores caídas de los robinias.
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